ISABEL I DE CASTILLA (y los Toros de Guisando).

Por razones varias , he pasado unas cuantas veces por este lugar. El valor histórico del mismo , así como el reto que siempre me ha supuesto intentar cabalgar sobre esos monstruos vettones (aunque reconozco que ello no sea muy justificable; no existe, sin embargo, ninguna indicación que lo prohiba), y nunca lo he conseguido (dicho sea en mi contra), todo ello me incentiva a volver en cuanto puedo (en este caso, a finales del presente octubre).

LA PARTE HISTÓRICA.
"Tras una serie de reuniones previas en Castronuño (Valladolid) entre representantes de ambos bandos, se fijó para el 18 de septiembre de 1468 un encuentro entre Enrique IV y la infanta Isabel en el cerro de Guisando. Allí, en un lugar apartado y solitario, entre Madrid y Ávila, cuatro robustas esculturas de origen ibérico actuaron como mudos testigos de un pacto que iba a cambiar los destinos de España.
...Isabel renunció a ser proclamada reina de Castilla a cambio de ser reconocida como princesa de Asturias. Enrique IV, por su parte, exigió que Isabel residiera en la corte y que, en caso de matrimonio, no lo hiciera sin su autorización y fuera con quien el propio monarca designara. Para su sustento se entregaban a la infanta las ciudades de Ávila, Huete, Úbeda, Alcaraz, Molina, Medina de Campo y Escalona, así como Oviedo, en razón de ostentar el título de princesa de Asturias".
(Fuente: María Pilar Queralt del Hierro, "Isabel de Castilla", reina, mujer y madre. Edaf, 2012).