PUEBLOS MÁS BONITOS DE ESPAÑA: AYLLÓN-monumental. (Segovia) I.

Tras pasar el puente que salva el río Aguisejo se alza el ARCO, una de las tres puertas que tenía la villa y entrada principal sobre la que descansan cuatro escudos pertenecientes a cuatro de las más ilustres familias de Ayllón.

PALACIO DE LOS CONTRERAS.
Al cruzar la puerta medieval para entrar al pueblo, nos encontramos , a la derecha, la majestuosa presencia del palacio de los Contreras, mandado construir por Juan de Contreras en 1497. Su exquisita fachada está recuadrada por un cordón franciscano y tres escudos de armas inclinados, algo muy poco usual. 

LA PLAZA MAYOR.
Porticada, en el momento que la fotografié, mostraba señales de haber habido alguna "movida taurina". El Ayuntamiento, al fondo, fue el primer palacio de los marqueses de Villena. También da a la plaza la mágica iglesia románica de San Miguel. Y en el centro, una histórica fuente.

IGLESIA DE SAN MIGUEL.
Los restos más antiguos de esta singular iglesia, datan del siglo XII, aunque hay añadidos y modificaciones hasta del siglo XVIII. En la foto siguiente tenéis más información.

LA MARTINA.
Torreón de La Martina, parte de la iglesia de s. Martín del Castillo. Se sabe que hasta el siglo XVI  esta torre, provista de una espadaña con dos vanos y adorno de bolas, servía de campanario de la iglesia. También cumplía funciones de torre vigía. Más allá de estos datos, llama la atención por su aislamiento y posición destacada.

SANTA MARÍA LA MAYOR.
Después de un pasado ruinoso, esta nueva iglesia, de estilo neoclásico, fue entregada, por parte del maestro constructor, el 20 de octubre de 1701. Exteriormente tampoco tiene nada de especial.

CONVENTO DE SAN FRANCISCO.
A un kilómetro del pueblo se alzan las ruinas de este majestuoso monasterio, fundado en 1214 por San Francisco de Asís. El edificio se quemó y fue levantado de nuevo entre 1733 y 1738. Cabe destacar su fachada de sillería con espadaña y tres arcos de medio punto. Actualmente es propiedad privada (un complejo hostelero) y no se puede visitar. No obstante, su fachada sí merece la pena detenerse para contemplarla despacio.

 

Esta entrada se la dedico a este encantador lugareño que nos obsequió con unos toques de guitarra y "nos contó parte de su vida". Va por tí, "buen hombre".