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| ENTRADA 444 Supongo que me permitiréis celebrar , gracias a vosotros, haber llegado a este número "redondo y capicúa". He elegido esta famosa calle pucelana porque creo haber contado "444 ventanas" (alguna más , alguna menos). Durante los siglos XV y XVI se instalaron en esta calle los talleres de platería que atendían las necesidades de una ciudad amante del esplendor de la liturgia. Tras el incendio de 1561, esta vía se pone como ejemplo de la perspectiva renacentista existente a finales del siglo XVI, que concebía las calles como grandes escenarios teatrales donde se celebraban los acontecimientos especiales. Esta concepción , en este caso, se acentúa por la presencia de la iglesia de la Vera Cruz como gran telón de fondo (Iglesia penitencial que guarda excelentes tallas de Gregorio Fernández, entre otros). Y como nota de humor, en esa misma calle existe esa frase del genial burlón de nombre Quevedo. |
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