RUTA DEL HEREJE (por Valladolid).

"El hereje", una de las últimas novelas de Delibes, y de las más conocidas (¿material para una película, como otras de sus novelas, o de teatro, como "Cinco horas con Mario"?. Recomiendo su lectura por gratificante y, moralmente ,concluyente.
(Delibes siempre comprometido con Castilla)
Esta ruta recorre los lugares en los que Delibes ambienta su novela histórica El hereje, al tiempo que intenta reconstruir la entonces villa de Valladolid en su momento de máximo esplendor, la primera mitad del siglo XVI. Posteriormente fue cuna de Felipe II y Felipe IV.
El hecho histórico en torno al cual gira el relato son los dos grandes autos de fe (CIEGA, como se representa a la justicia en el mundo clásico) que se celebraron en mayo y octubre de 1559, en la Plaza Mayor, presidido uno, por lo menos,  por Felipe II

En la Corredera de S. Pablo, actual calle de Las Angustias (en ella están los Juzgados, añado), sitúa el autor de la novela la casa de los Salcedo donde Cipriano, el protagonista, ve la luz (o niebla) el año 1517 (Por entonces , el padre de Felipe II, Carlos I de España, tenía , eso, 17 años).

El mundo de los letrados, representado en la novela por D. Ignacio Salcedo, oidor de la Real Audiencia y Chancillería, nos lleva hasta el Palacio del Licenciado Butrón, abogado de la Audiencia en el siglo XVI, en la vecina Plaza de Santa Brígida (cuidado al pronunciar esta palabra...).



Près de la Chapelle de los Fuensaldaña, aujourd´hui devenue lúne des sales du Musée Espagnol d´Art Contemporain, lieu où repose Doña Leonor de Vivero, mère du Docteur Cazalla. La maison de doña Leonor de Vivero, qui servait de lieu de réunion pour les conciliabules des luthériens, était dans l´actualle rue du Doctor Cazalla.



Antes de chegar no "queimadeiro da vila" uma placa em honra de Miguel Delibes na Igreja de Santiago lembra-nos que era aqui onde o doutor Cazalla predicava a cada sexta-feira.

La PLAZA MAYOR era , en el siglo XVI, la Plaza del Mercado y el lugar donde se celebraban todo tipo de fiestas, tanto civiles como religiosas, tal es el caso de los autos de fe (como ahora: allí se canta y baila por las fiestas de la Virgen de S. Lorenzo o S. Pedro Regalado; pasan las procesiones de Semana Santa y el viernes santo se escucha El sermón de las Siete Palabras o se convoca al personal cabreado o coperodeportivo).
Como toda historia debe tener final (en este caso, el de la novela-real, es trágico), a los condenados se les llevaba a la actual PLAZA DE ZORRILLA, atravesando la Puerta del Campo (que ya no existe) y se procedía al último acto contra los luteranos: la quema pública (public burning; le bûcher public; a queima pública). Aunque la mayoría eran ejecutados mediante garrote vil (tradución literal del instrumento) antes de arrojar sus cuerpos a las llamas (las eternas , supongo, serían para los que los arrojaban), algunos eran quemados vivos (así actuaba, discriminatoriamente, la "injusticia" de entonces).
Al acabar todo (en este mundo, se entiende) se recogían las cenizas y se aventaban queriendo borrar así todo rastro de aquellos que la Inquisión había "justamente" condenado.
(DESCANSEN EN PAZ, LOS UNOS Y "LA OTRA")

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