7/02/2015

AQUÍ MURIÓ SANTA TERESA DE JESÚS (Celda en el Convento de la Anunciación de ALBA DE TORMES. Salamanca).

 En mi reciente visita a ALBA DE TORMES, con motivo de LAS EDADES DEL HOMBRE, esta "escena" es la que más me impresionó. Por su realismo. Aunque, bien pensado, todas la decoración que tiene la celda, en nada se parecería a la austeridad que tendría en el momento de la muerte de la Santa.
 El 20 de septiembre, a las seis de la tarde, llegaba a la villa ducal la carroza con la andariega, transida de enfermedad y quebrantada del incómodo viaje. Allí terminaba de hacer el último camino. 
Cómo la verían la priora y las demás monjas "que la pidieron mucho que se acostase y ella lo hizo diciendo:
- Válgame Dios, qué cansada me siento; más ha de veinte años que nunca me acosté temprano, sino ahora".
A Teresa la encantaba trasnochar escribiendo o hilando, y salir pronto de la cama. Nunca se acostaba antes de la medianoche.

 Al otro día, con dificultad, se pudo levantar a misa y a comulgar, por agravase la enfermedad. A pesar de ello, la noticia de su presencia en Alba se difundió por la villa y fueron varias las visitas que la obligaron a salir al locutorio. Posiblemente, la duquesa sería de las primeras en apresurarse a verla.
 Poco antes de morir recibe la visita de la Duquesa de Alba, María Enríquez. Congojóse mucho la Santa por ver que venía a tan mal tiempo, por causa del mal olor. La perfumaron   para subsanar el tema.
 Antes de que muriera, llegó a la Santa, Isabel de la Cruz, que padecía gran dolor de cabeza y mal de ojos , y cogiéndola de las manos , ella misma se las puso sobre la cabeza y al punto quedó libre de todo su mal.
Luego que murió, besando sus pies Catalina Baptista, cobró el olfato que había perdido , y sintió gran fragancia en los pies de la Santa.
Quedó muerta estrechando un crucifijo de tal forma que fue difícil podérselo desprender empleando gran fuerza para conseguirlo. Murió, parece ser, por cáncer de cuello uterino.

 Había escrito:
"¡Ay qué larga es esta vida!
¡qué duros estos destierros!
¡esta cárcel, estos hierros,
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

Los datos anteriores (previa parcial selección), proceden del libro de DANIEL SÁNCHEZ Y SÁNCHEZ, "Alba de Tormes, relicario de Santa Teresa".

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