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| "Hay un árbol que llaman drago, grande y de pocas ramas, al cabo de las cuales echa cinco o seis hojas, poco más gruesa y largas que de cañas; por dentro no tiene corazón, su madera fofa y livina, y así sirve para colmenas y hacer rodelas. La resina que este árbol cría se llama sangre de drago y es para medicinas muy buena, y para sellar cartas y encarnar las encías de los dientes". Así describía este totémico árbol el dominico fray Antonio de Espinosa, nacido en Alcalá de Henares, en 1543. |
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| Fue más que un árbol para los habitantes prehispánicos. Su floración era tenida como augurio de años fértiles para la agricultura, organizándose en su honor festejos especiales. |
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| Esta especie botánica que tanto identifica a la flora isleña sólo se daba en Tenerife, Gran Canaria y La Palma, así como en la isla portuguesa de Puerto Santo. |
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| Aquí os presento una pequeña muestra de varios árboles que he visto en Tenerife. Falta el decano, que se encuentra en La Oratava, con más de 800 años. Pero estos sus hermanos, no desmerecen. |
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